Futuro enterrado
Sistemáticamente se crea un museo porque se ha extinguido una cultura o porque se pretende empujarla a la desaparición. Si bien el museo lleva implícita la huella del pasado, la propuesta de Cynthia Gutiérrez (Guadalajara, 1978) posibilita accionar un museo del presente y del futuro al mismo tiempo. Su trabajo se ancla, tanto en el previo uso de este edificio, como en la deriva a la que nuestra civilización está abocada, en la crisis medioambiental y climática, así como en el devenir y perpetuidad del régimen colonial que sigue adentrándose en la creación de desigualdades sociales.
Futuro enterrado es el resultado de una búsqueda que apunta a concienciar y a movilizar nuestra vivencia contemporánea capitalista, extractiva, expansionista, sin limitaciones– que daña los ecosistemas. El visitante será confrontado con una hipotética sala de la colección de un museo a modo de panteón fúnebre. Dicha colección es el anticipo de las consecuencias tanto del pasado de la Modernidad, como de un futuro que con urgencia está pidiendo ser repensado, protegido y resguardado, puesto que implica la supervivencia y continuación de esa cultura ancestral y contemporánea al mismo tiempo, que es parte de la cultura mexicana, aunque sin pretensiones nacionalistas. Tomando tierra de las vetas de barro de lugares donde viven comunidades de tradición alfarera, como Tonalá y Tlaquepaque, y agua contaminada del lago de Chapala, del territorio circundante a la isla de Mezcala lugar especial por la historia de resistencia de las comunidades originarias que persisten–, Gutiérrez habla del habitar contemporáneo, pues esta tierra y el agua fuentes de vida y de sustento– se encuentran comprometidas por el crecimiento de las ciudades. Por medio de una acción especulativa, la artista establece una pausa en el tiempo, entre objetos de barro atrapados por redes, que contienen plásticos y elementos tecnológicos, huellas textiles, líneas de tiempo sin nomenclatura, utensilios para rituales de comunicación con otros mundos, o la propia tierra que se ha excedido y ha tomado el suelo del museo. Todo parece y nada es al mismo tiempo, pues no sabemos si estamos en el pasado o en el futuro, ya que, como la propia artista apunta: el futuro como se proyectaba ya no podrá ser...
Agustín Pérez Rubio
Una conciencia situada de habitar la tierra
Ciclo curatorial
Futuro enterrado es la primera exhibición organizada por Agustín Pérez Rubio dentro de su ciclo curatorial titulado, Una conciencia situada de habitar la tierra (4 de febrero del 2024- 25 de mayo del 2025). Las muestras programadas a lo largo del año ponen el acento en la importancia de entender la práctica artística de una manera localizada, en la que el conocimiento contextual se torna no solo en algo sostenible, sino en una forma de vindicación de ciertos aspectos históricos, culturales y ecológicos. Se erosionan así los presupuestos hegemónicos que la modernidad ha apartado–o invisibilizado– con respecto al conocimiento del entorno que llega hasta nuestros días. Desde la colectividad del ciclo propuesto y a través del arte, se desplegan diversas estrategias que ponen en juego el conocimiento analítico y racional que ha sido utilizado desde la Ilustración y la Modernidad mediante instituciones reguladoras y violentas: la academia, las ciencias o el propio museo, como un modo de control sobre los humanos y no humanos. También se hace a través de la búsqueda de otras formas de resistencia y resiliencia de los sustratos geológicos en los que vivimos, que resuenan en el resurgimiento de mitos y creencias de la tierra ancestral a la que debemos escuchar más de cerca. Se tienen en cuenta, además, la puesta en valor de formas estéticas y los procesos de producción de las culturas mesoamericanas actuales, ayudando así a desestabilizar los códigos de la crítica de arte y su autoría en su forma, materia o ritualidad. Finalmente, se adentra en la representación del contexto desde la política de los cuidados y los afectos –tanto para aquellos que tuvieron que marchar fruto de la migración, como para los que se adaptaron a la nueva forma de vida– desde la contemporaneidad, erradicandola perpetuidad del tiempo colonial que se impuso por mandato. Un ciclo como huella sensible para el público que se acerque, como forma de dejar a futuro, bajo tantas capas de conciencia, como los sedimentos que componen la propia Tierra. La primera muestra del ciclo es Futuro Enterrado de Cynthia Gutiérrez (4 de febrero al 26 de mayo de 2024); la segunda es Hedor de Naomi Rindón Gallardo (23 de junio al 15 de septiembre del 2024); la tercera Transmisión Ancestral, Exposición Colectiva (27 de octubre del 2024 al 12 de enero del 2025) y la cuarta y última Di tu nombre tres veces de María Sosa (2 de febrero al 25 de mayo del 2025).
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